martes, 19 de marzo de 2013

¡HUMILLADOS EN LA CANCHA, PERO JAMÁS EN LAS GRADAS!


Sábado, el reloj marcaba las 8:30 de la tarde, la noche ya había caído y un helado viento corría por el coliseo ubicado entre las calles El Guanaco y Huánuco. No podía ser de otra forma ya que es la tónica del congelador del barrio Independencia. Sin embargo en la galería Atilio Cremaschi ubicada en el sector norte del estadio, había calidez, alegría, pasión, canciones y mucho, mucho aguante: era la barra de Viña del Mar, que como siempre estaba ahí incondicional, alentando al equipo de todos los viñamarinos. 

Expectativas habían muchas, ya sea infladas por la prensa o por nosotros mismos los hinchas, pero éstas se esfumaron a los pocos minutos de haber comenzado el pleito, pues el equipo del Coto Sierra nos dio un balde de agua fría de tal magnitud, que no había sentido algo así desde aquel penoso 6-2 contra las Chivas de Guadalajara en 2009 (ya sé que con la UC perdimos 5-0 en 2010, pero hablo de la magnitud del golpe).

En los primeros minutos tuvimos unos aprontes interesantes, con buen juego colectivo, pero sin peligro para la valla custodiada por Sánchez, sin embargo el primer golpe lo recibimos tempranamente con un pepazo de Rubio. El gol nos afectó, pero aun así Everton intentó levantar e ir a buscar la ansiada igualdad, pero sólo 15 minutos después Ampuero ponía las cosas 2-0 y el cuadro viñamarino se desinfló definitivamente. A esto se le sumó un tercer gol que rebotó en un defensa y que dejó a Dalsasso parado, y la expulsión de Velásquez... excelente forma para terminar un primer tiempo.

Ingresó Servín para poner orden atrás y Dzeruvs -¡todavía no sé cómo pronunciarlo!- para intentar dar más potencia ofensiva, pero todo fue en vano, recibimos dos goles más (que podrían haber sido varios más) y salvo una chilena de von Schwedler -un defensa- en los últimos minutos, Everton simplemente NO llegó al arco hispano.

Como hincha uno queda meditando si efectivamente le diste todo el aliento al equipo, si cumpliste con todas las cábalas y ritos para no perder, si ese día te pusiste la camiseta ganadora y no la camiseta jetta, o quizás fue el nombre de la galería -Atilio Cremaschi- lo que nos penó, como lo hizo ese jugador en el lejano 1951 cuando convirtió el cuarto gol en el 2-4 con que perdió Everton contra la UE en nuestro Estadio El Tranque prácticamente dejándonos fuera de la final y de paso, vengándose por la primera estrella Oro y Cielo obtenida el año anterior en la tercera final ante 50 mil evertonianos en el Estadio Nacional con gol de nuestro máximo ÍDOLO Don René Meléndez!

Pero no, el problema no estuvo en nosotros los hinchas, todo lo contrario, fuimos LO RESCATABLE ya que estuvimos apoyando y poniendo el aguante durante todo el partido, no así los panaderos que ni se escucharon, salvo cuando metían goles. Esto se sintió así en el estadio y también en el CDF (por lo que me contaron... aunque alguno podría argumentar que eso es relativo porque manejan los audios).

Algo pasó que el equipo estuvo bajo -¡desde hace cuatro fechas que lo está!-, y no quiero entrar a analizar jugador por jugador porque eso ya lo han hecho de sobra los expertos, los periodistas en los medios y también los hinchas en Pasión de Cerro; Víctor Hugo NO hizo un análisis del partido en sus declaraciones, pero espero que lo haga a puertas cerradas con los jugadores.

Ahora sólo queda esperar dos semanas hasta la próxima fecha contra O’Higgins, tiempo adecuado ya que en teoría podrán recuperarse varios jugadores que estaban lesionados, como el Negro Silva, y así disponer de más cartas para los próximos encuentros. Lo importante es que lo jugadores deben entrar a la cancha concentrados y sobretodo dejando el CORAZÓN y el alma en ella.

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